El informe de un fiscal especial publicado el jueves concluyó que el presidente Joe Biden retuvo y compartió intencionalmente información clasificada después de dejar el cargo, aunque encontró que los cargos penales eran injustificados. La investigación, que ha eclipsado la presidencia de Biden, criticó su manejo de registros confidenciales, lo que generó preocupaciones sobre su memoria y competencia en medio de las tensiones de la campaña de reelección. A pesar de encontrar evidencia del mal manejo de Biden, el informe citó motivos insuficientes para presentar cargos, destacando posibles problemas de memoria relacionados con su edad y falta de intención.
Biden respondió a las conclusiones del informe negando haber compartido información clasificada de forma inadecuada y criticó al fiscal especial por cuestionar su memoria, en particular en lo que respecta al momento de la muerte de su hijo Beau. El presidente enfatizó su agudeza mental y sus calificaciones para el cargo, rechazando implicaciones de incompetencia. El resultado de la investigación, si bien exonera legalmente a Biden, pone en el centro de atención política su manejo de materiales clasificados y su memoria personal, complicando su narrativa contra acusaciones similares de Donald Trump.
El escrutinio del fiscal especial se extendió a la retención y divulgación de documentos clasificados por parte de Biden, centrándose en su política en Afganistán. A pesar de descubrir retención intencional, el informe justificó la decisión contra los cargos, señalando la avanzada edad de Biden y posibles razones benignas para poseer los documentos. La investigación se distingue de la de Trump al detallar el compromiso cooperativo de Biden y los matices de los desafíos que supone demostrar la intención ilícita, pintando un retrato complejo de las acciones de Biden y sus ramificaciones legales.